Indicador Z-Score: predecir para prevenir la insolvencia

01/10/2024

Marcelino García Ramos
Socio

Los profesionales de la insolvencia repetimos como un mantra la idea de la anticipación. Cuando una empresa tiene o prevé tener dificultades para pagar sus deudas, conviene actuar lo antes posible porque así serán mayores las probabilidades de éxito y menores los sacrificios que habrá que asumir en el proceso de reestructuración.

Pero tanto o más importante que la anticipación es dotar a los empresarios y directivos de herramientas que les permitan diagnosticar la salud financiera de su compañía y prevenir, llegado el caso, una posible situación de insolvencia.

En el mundo académico se han desarrollado varios métodos de predicción. Probablemente el más conocido y fácil de calcular sea el modelo Z-Score, ideado por el profesor estadounidense Edward I. Altman en 1968. Se trata de un indicador que se obtiene a partir de cinco ratios financieras:

  1. Fondo de maniobra (activo circulante – pasivo circulante) sobre el activo
  2. Reservas sobre el activo
  3. EBIT (beneficio antes de intereses e impuestos) sobre el activo
  4. Patrimonio neto (activo – pasivo) sobre el pasivo
  5. Ventas sobre el activo

La justificación de cada una de las ratios es la siguiente:

  1. Fondo de maniobra sobre el activo. Refleja la capacidad para atender las obligaciones de pago a corto plazo, dado que compara los activos líquidos netos sobre el total de los activos.
  2. Reservas sobre el activo. Las reservas son beneficios no distribuidos que se acumulan para reforzar el músculo financiero de una empresa, y en el balance de situación se registran en el pasivo. A mayor cantidad de reservas, mejor preparada estará una compañía para hacer frente a un episodio de dificultades financieras.
  3. EBIT sobre el activo. Mide el rendimiento económico que se extrae de los recursos utilizados sin tener en cuenta los costes financieros y fiscales.
  4. Patrimonio neto sobre el pasivo. El patrimonio neto se define como el valor de una empresa una vez descontadas sus deudas. Cuanto más alta sea esta ratio, más improbable resultará un escenario de insolvencia.
  5. Ventas sobre el activo. Indica la facilidad con la que se generan ingresos en relación con la cantidad de recursos empleados.

A cada una de las ratios le corresponde una ponderación distinta, según estableció el profesor Altman:

  1. Fondo de maniobra sobre el activo: coeficiente de 0,717
  2. Reservas sobre el activo: coeficiente de 0,847
  3. EBIT sobre el activo: coeficiente de 3,107
  4. Patrimonio neto sobre el pasivo: coeficiente de 0,420
  5. Ventas sobre el activo: coeficiente de 0,998

Así pues, la fórmula para calcular el Z-Score sería:

Z = 0,717 (ratio 1) + 0,847 (ratio 2) + 3,107 (ratio 3) + 0,420 (ratio 4) + 0,998 (ratio 5)

El resultado final debe interpretarse de la siguiente manera:

  • Si Z es igual o superior a 3, la empresa se encuentra en una zona segura, fuera de peligro.
  • Si Z se encuentra entre 1,81 y 2,99, la compañía se sitúa en una zona gris, indefinida.
  • Si Z es inferior a 1,81, existe un riesgo alto de insolvencia en el plazo de dos años.

En ese horizonte temporal —dos años— encaja la predicción de Z-Score con el margen que tienen las empresas españolas para negociar un plan de reestructuración con sus acreedores. Según la norma, pueden hacerlo con una antelación de hasta dos años con respecto al momento en que prevean que podrían incumplir sus obligaciones de pago (lo que se conoce como “probabilidad de insolvencia”).

Hay que advertir que el método elaborado por el profesor Altman no es infalible. Puede ocurrir que una empresa con una puntuación inferior a 1,81 no presente dificultades financieras en los próximos dos años. Pero lo cierto es que el indicador Z-Score atina en más del 70% de las ocasiones, de manera que constituye una herramienta de gran utilidad para detectar una futura insolvencia.

Lo más recomendable si existe un riesgo elevado es ponerse en manos de profesionales especializados para que elaboren un diagnóstico inicial de la situación, en el que no puede faltar un análisis comparativo con el conjunto de los operadores del sector. A partir de ahí, habrá que plantear diversas soluciones alternativas desde el punto de vista operativo, societario y financiero, todo ello con el fin de anticiparse a los problemas y evitar que la predicción de insolvencia se haga realidad.