Cómo empezar con buen pie un proceso de reestructuración: los documentos clave
Estela de la Viuda
Asociada júnior
Cuando una empresa atraviesa una situación de dificultades financieras y se plantea la posibilidad de encarar un proceso de reestructuración judicial o extrajudicial, es altamente recomendable configurar un pequeño equipo de especialistas externos, con conocimientos económicos y jurídicos, que asesore al equipo gestor de la compañía en las diferentes fases del proceso.
En la primera etapa, además de monitorizar las constantes vitales de la empresa, hay que preparar los documentos necesarios para afrontar la reestructuración. Una tarea que requiere un alto grado de minuciosidad, pues esos documentos constituyen la carta de presentación de la compañía ante potenciales inversores, acreedores, otros operadores económicos y jurídicos… Conviene, pues, esmerarse para causar una buena impresión inicial al resto de los actores que se verán implicados en el proceso.
Por un lado, es necesario elaborar el inventario de los bienes y derechos que integran el patrimonio societario. No debe identificarse con el balance contable: aunque este pueda servir de base, los requisitos de la normativa concursal para realizar el inventario son mucho mayores.
No se trata solo de registrar la naturaleza y características de los bienes y derechos, sino también el lugar donde se encuentran, el valor de adquisición y las correcciones valorativas que procedan, así como la estimación del valor actual de mercado. Si están inscritos en un registro público, se aportarán los datos de identificación registral. Asimismo, deberá hacerse constar, en su caso, los derechos, gravámenes, trabas o cargas que afecten a tales bienes o derechos.
Por otro lado, hay que preparar la relación de acreedores, es decir, la lista de todas las personas y entidades a las que se les debe dinero. En ese sentido, el concepto de acreedor va más allá de la cuenta contable “acreedores” y puede abarcar también a trabajadores, proveedores, bancos, administraciones públicas…
Se trata de una lista única ordenada alfabéticamente. Debe incluir el domicilio de los acreedores, su dirección de correo electrónico (en caso de tenerla), la cuantía de los créditos y su vencimiento, así como las garantías constituidas. En caso de que algún acreedor haya reclamado judicialmente el pago de su crédito, se identificará también el procedimiento correspondiente y se indicará el estado de las actuaciones.
Si la empresa cuenta con empleados en nómina, otro documento relevante es el relativo a la plantilla de trabajadores. Según el Proyecto de Ley de Reforma del Texto Refundido de la Ley Concursal, deberá organizarse según los diferentes centros de trabajo. Además, si existe un órgano de representación de los trabajadores, deberá figurar la identidad de sus miembros, con sus direcciones de correo electrónico.
Merece la pena invertir tiempo y esfuerzo en la preparación correcta de estos documentos. Elaborarlos de forma inexacta o incompleta puede generar desconfianza en el resto de los operadores implicados y no augura buenas perspectivas en un proceso de reestructuración.
Además, si la empresa en cuestión agotara todos los mecanismos alternativos y, finalmente, se viera abocada al concurso de acreedores, los gestores de la compañía tendrían que enmendar o completar la información aportada inicialmente, atendiendo al deber de colaboración con el juez y con la administración concursal.
En caso de no hacerlo, o si el juez constatara que han cometido inexactitud grave en la documentación presentada, los administradores podrían ser señalados como culpables en la fase de calificación del concurso y, en el escenario más adverso, podrían ser condenados a pagar de su propio bolsillo las deudas que no se hubieran podido cubrir con la liquidación concursal.